martes, 3 de diciembre de 2013

La reunión familiar

Dr. Hernán Loya / Psicología Clínica / Asesoría Familiar /Asesoría Conyugal
Esta estrategia consiste en la generación de oportunidades para desarrollar cooperación y la integración familiar de sus miembros, sirve para resolver asuntos como deseos, aspiraciones, quejas, planes, preocupaciones y sugerencias, además para que todos sean escuchados sobre distintos aspecto que surgen en el ambiente familiar como la recreación, compartir las buenas experiencias y los sentimientos positivos entre unos y otros.

Mediante esta estrategia podemos acordar normas, tomar decisiones, reconocer las cosas buenas que suceden y hacer notar las cualidades de cada uno de sus miembros. Estas reuniones deben ser periódicas, con el objeto de que cada miembro se vaya comprometido a participar en los asuntos de interés familiar.

Las reuniones familiares propician oportunidades para:

• Ser escuchados

• Expresar sentimientos positivos acerca de unos y otros, dándose estímulos

• Distribuir los quehaceres de la casa en forma justa.

• Solucionar los conflictos surgidos y ocuparse de problemas que se repiten.

• Expresar las preocupaciones, sentimientos y quejas.

• Planificar la recreación familiar.

Pautas para la reunión familiar

1. Reunirse a una hora fija.

2. Compartir las responsabilidades rotando las dignidades. Uno de los padres puede tomar el primer turno como presidente, para servir de modelo en el procedimiento. El presidente original deberá ser una persona que crea en la igualdad de los derechos y en las relaciones democráticas.

3. Se deberá llevar un acta que será un resumen de los asuntos, planes y decisiones tratados. El responsable será un secretario nombrado.

4. Las reuniones no deberán durar más de una hora si los niños son mayores, y serán sólo de 20 o 30 minutos si son pequeños.

5. Todos los miembros deben tener la oportunidad de participar y hacer sugerencias sobre el asunto en discusión, tanto los padres como los niños.

6. Debe evitarse que las reuniones se conviertan en sesiones de quejas.

7. Generalmente las reuniones deben ser una vez a la semana y evaluar en cada reunión los acuerdos y compromisos.

8. Todos los miembros de la familia deben tener la oportunidad de traer asuntos que les resulten importantes a ellos, no serán solo los padres los que lleven sus intereses.

9. Estas reuniones familiares de preferencia servirán para estimular y planificar recreación o asuntos interesantes y no servirán solo para resolver problemas o establecer compromisos, porque se corre el riesgo de que terminen siendo desagradables.

Habilidades del guía

El guía eficaz mantiene en la reunión un ambiente agradable, tratando de llegar a soluciones placenteras para todos. Esto está basado en el respeto a la opinión ajena.

Sugerencias:

1. Use el escuchar reflexivamente.

2. Use mensajes “yo” para expresar sus propios sentimientos y moderar así una comunicación franca, honesta y sincera para otros miembros de la familia.

3. Use la lluvia de ideas para identificar las soluciones posibles a los problemas en discusión, promueva la participación de todos.

5. Trabaje para lograr consensos.

6. Resuma y obtenga un compromiso de lo discutido y lo decidido.

Iniciación de los niños pequeño en las reuniones familiares.

Usted se preguntará a qué edad los niños pequeños pueden ser incluidos en las reuniones familiares. Creemos que tan pronto como puedan comunicarse ya están listos para esta experiencia. Haga las presentaciones de las reuniones muy breves y simples.

Cómo comenzar las reuniones familiares.

A continuación una propuesta para empezar las reuniones familiares:

1. Lectura y discusión del acta de la reunión anterior.

2. Discusión de asuntos anteriores, evaluación e decisiones previas y discusión de asuntos no resueltos.

3. Discusión de asuntos nuevos. Es importante incluir planes para la recreación de la familia.

4. Haga un breve sumario de la reunión, revisando las decisiones tomadas y las obligaciones contraídas.

Errores más comunes en las reuniones familiares.

1. Esperar que todos los miembros de la familia estén de acuerdo en participar en las reuniones, en vez de empezar con los que lo deseen.

2. Comenzar tarde.

3. Hacer las reuniones muy largas.

4. Control de la reunión por una o más personas. (Generalmente por uno de los padres).

5. Demasiado énfasis en quejas y en censuras.

6. No llevar a cabo los acuerdos.

La reunión familiar puede servir para reforzar los vínculos familiares. Tal vez no sirva para resolver todos los problemas pero es un elemento crucial en el desarrollo de las relaciones democráticas dentro de la familia.

Consecuencias naturales y consecuencias lógicas: un método de disciplina que desarrolla la responsabilidad.

Dr. Hernán Loya / Psicología Clínica / Asesoría Familiar /Asesoría Conyugal
El método del premio y castigo es la forma disciplinaria con la que la mayoría de los padres de hoy en día fuimos educados y el método que continuamos utilizando para disciplinar a nuestros hijos. Premio cuando obedecen y castigo cuando desobedecen. Esto presenta ciertas desventajas:

• Hace a los padres responsables por el comportamiento de sus hijos.

• Impide que los hijos desarrollen autonomía y aprendan a tomar sus propias decisiones.

• Sugiere que el comportamiento aceptable es esperado solamente en presencia de las figuras de autoridad.

• Genera niños dependientes del criterio de los adultos que requieren de permanente aprobación.

Hay una alternativa para sustituir el método del premio y del castigo, se llama “Consecuencias naturales y lógicas”.

Este método tiene algunas ventajas sobre el del premio y del castigo. Primero hace que los niños y no sus padres, sean responsables por su comportamiento. Las consecuencias lógicas permiten al niño aprender de la realidad del orden social, esto es, reconocer los derechos mutuos y el respeto mutuo.

Existen diferencias radicales entre las consecuencias lógicas y el castigo.

1. El castigo expresa el poder de la autoridad personal, es un método autocrático y si es físico vulnera el derecho a la integridad personal, pues se constituye en maltrato.

2. El castigo es arbitrario e irrespetuoso y genera resentimientos y promueve la revancha.

3. El castigo está personalizado e implica un juicio moral. No valora a la acción sino al actor, es decir está implícito un mensaje de: “tú eres malo”, cuando el mensaje debería ser “es malo lo que hiciste”.

4. El castigo implica falta de respeto o pérdida de amor, es humillante.

5. El castigo exige obediencia y genera sumisión.

6. El castigo generalmente está relacionada con enojos, advertencias, amenazas, ruegos que generan fricciones en las relaciones interpersonales.

El propósito de permitir que ocurran las consecuencias naturales y de diseñar consecuencias lógicas es estimular a los niños a tomar decisiones responsables, no para forzarlos a la sumisión, sino para que aprendan con sus propias decisiones. Esta forma de disciplina permite que el niño elija, y que entonces se responsabilice con su decisión, ya sea el resultado bueno o malo, la mayoría de los niños cuando se les permite tomar decisiones inadecuadas, aprenden de las consecuencias de éstas.

Principios básicos

Las consecuencias naturales son eficaces independientemente de los objetivos. Son el resultado de permitir que el niño experimente la realidad de la naturaleza: no requieren de la intervención del adulto. Las consecuencias lógicas permiten que el niño experimente la realidad del mundo social, es lo más apropiado para comportamientos que tiene como objetivo llamar la atención, porque los conflictos con el niño que busca llamar la atención son menos intensos que los conflictos con el niño que busca poder o revancha, el niño cuyo objetivo es poder o revancha, ve las consecuencias lógicas como un castigo arbitrario.

Sea firme y cariñoso
Sea  firme sin llegar a ser agresivo. No interprete la firmeza como severidad. Usted debe lograr que el niño enfrente las consecuencias naturales o lógicas de sus decisiones incluso con una carga afectiva.

No trate de ser un “buen” padre.

Absténgase de sobreproteger. Permita que el niño experimente las consecuencias de sus propias decisiones. Evite asumir las responsabilidades que lógicamente sean del niño.

Sea más consistente en sus acciones.

Aunque ningún ser humano es totalmente consistente, el incrementar su consistencia, les deja saber a los niños lo que usted espera, de manera que ellos puedan tomar sus decisiones de acuerdo con eso. No hay consistencia cuando usted solicita silencio utilizando gritos.

Separe el hecho de quien lo hace.

Su tono de voz y su comportamiento no verbal deben indicar que usted respeta al niño. Es su comportamiento el que es socialmente inaceptable.

Estimule independencia

Los niños estarán mejor preparados para una adultez responsable y feliz si desarrolla autonomía e independencia, esto se logra evitando sobreproteger.

Evite el sentir lástima.

Muchos progenitores sobreprotegen e impiden que sus hijos enfrenten las responsabilidades porque sienten lástima por ellos. Sentir lástima es una actitud muy dañina. Indica que el niño de alguna manera es incapaz y que no puede resolver sus problemas. La sobreprotección puede servir para que un padre inseguro se sienta fuerte, pero lo hace a expensas del niño. La comprensión promueve fortaleza, mientras que la lástima promueve debilidad.

Rehúse preocuparse demasiado por el “qué dirán”.

Muchos progenitores vacilan si deben permitir a los niños aceptar las consecuencias de su comportamiento, porque temen la desaprobación de otros adultos. Los padres intimidados por el “qué dirán” pueden animarse aceptando el hecho que los niños son seres independientes, que deben aprender a decidir cómo comportarse y que el comportamiento de los niños no evalúa su responsabilidad de progenitores.

Reconozca de quién es el problema.

Los padres asumen la propiedad de muchos problemas que en realidad son los niños. Para que usted salga de este dilema, defina el problema, decida de quién es, y actúe de acuerdo con los resultados obtenidos.

Hable menos y actúe más.

Evite los monólogos. Muchos progenitores no logran ser eficaces por hablar demasiado. El niño fácilmente adquiere “sordera de padres”. Hable con los niños en términos amistosos y ellos estarán dispuestos a escucharlos. Cuando use consecuencias lógicas hable lo menos posible a medida que actúa.

Rehúse a pelear o rendirse.

Fije límites y permita que el niño decida como responder a éstos. Esté dispuesto a aceptar la decisión el niño, usted no tiene que “ganar”, no está en un concurso. Su objetivo es ayudar al niño a ser responsable por su propio comportamiento.

Deje que los niños compartan la responsabilidad


Cuando ocurre un incidente en un grupo de niños, no trate de encontrar al culpable, el hacerlo sólo aumenta la rivalidad entre ellos; deje que todos compartan la responsabilidad, permita que los niños decidan cómo resolver el problema. No escuche los chismes.

Comunicación: Cómo explorar alternativas y expresar a los hijos las ideas y los sentimientos.

Dr. Hernán Loya / Psicología Clínica / Asesoría Familiar /Asesoría Conyugal
Exploración de alternativas

A través de escucharlos reflexivamente, los niños pueden esclarecer sus sentimientos, y considerar un problema de una forma más racional, a veces pueden descubrir sus propias soluciones simplemente siendo escuchados por un adulto comprensivo; los niños necesitarán ayuda para considerar varios caminos a seguir. Los adultos sensibles pueden ayudarlos a explorar diferentes alternativas y a escoger soluciones que tengan mejor sentido para ellos.

El dar consejos como “Haz esto”, “Yo creo que deberías…”, no ayuda al niño, por las siguientes razones:

1. El consejo no ayuda a que los niños aprendan a resolver sus propios problemas, los vuelve dependientes del adulto.

2. Muchos niños se resisten a seguir el consejo, ya sea porque son escépticos a los resultados, o porque no quieren hacer lo que usted les diga.

3. Si su consejo no funciona, adivine ¿quién es el responsable?

Ayudar al niño a explorar las alternativas de una situación, significa ayudarle a identificar y a considerar las posibilidades existentes para resolver el problema, esto desarrolla su creatividad.

Los pasos de la exploración de alternativas son:

1. Escuche reflexivamente para comprender y clarificar los sentimientos del niño: “Veo que estás triste”.

2. Explore alternativas a través del torbellino de ideas: “¿Quisieras revisar algunas cosas que pudiéramos hacer para que te sientas mejor?”. Obtenga del niño tantas ideas como sea posible.

3. Ayúdelo a escoger una solución: Discuta los probables resultados de la decisión: “¿Qué crees tú que sucederá si haces eso?”

5. Obtenga un compromiso: “¿Qué has decidido hacer?” “¿Cuándo vas a hacer eso?”

6. Planifique un tiempo de evaluación: “¿Durante cuánto tiempo harás esto?” “¿Cuándo debemos discutir esto nuevamente?”

Mensajes-yo

Para influir sobre los hijos debemos ser capaces de comunicarnos de manera tal que entiendan nuestros sentimientos, ideas e indicaciones.

Los padres a veces creamos condiciones negativas, que provocan que no seamos escuchados como deseamos. Por ejemplo: cuando hablamos sin parar, estamos entrenando a nuestros hijos a tener “sordera de padres”.

Construcción de mensajes-yo.

Cuando estamos molestos, antes de manifestarle al niño los sentimientos de desagrado, considere lo siguiente: por lo general no es el comportamiento del niño en sí lo que lo molesta, sino más bien las consecuencias que dicho comportamiento ocasiona, cómo interfieren con sus necesidades o con sus derechos. Si el comportamiento del niño no produjese estas consecuencias probablemente usted no se sentiría molesto (a menos que se trate de algo dañino o peligroso).

Debemos resaltar las consecuencias del comportamiento en lugar del comportamiento en sí mismo. Un mensaje-yo generalmente consta de tres partes. Puede construirse siguiendo los siguientes pasos:

1. Describa el comportamiento que interfiere con usted. (Simplemente describa; no acuse). “cuando no llamas, o no regresas a casa después del colegio…”

2. Establezca sus sentimientos con respecto a las consecuencias que el comportamiento produzca… me preocupa que algo te pueda haber pasado

3. Establezca la consecuencia: “… porque no sé dónde estás”.

Entonces quedaría esta expresión: “Cuando no llamas, o no regresas a casa después del colegio, me preocupa que algo te pueda haber pasado, porque no sé dónde estás”.

La construcción de un mensaje-yo depende de la situación, lo más importante es recordar que este tipo de mensaje se centra en el padre, no en el niño, y que no culpa ni acusa a nadie.

Comunicando a los niños que los valoramos y los respetamos.

El tipo de comunicación que buscamos surge de una relación en la cual el niño se siente respetado, depende del momento apropiado, para establecer una conversación amistosa. Debemos evitar comunicarnos cuando estamos molestos.

La comunicación basada en el respeto mutuo requiere la disposición para admitir los límites de nuestros conocimientos, aceptar que no tenemos todas las respuestas. Si no podemos contestar una pregunta, no debemos inventar la respuesta, en lugar de eso, debemos invitarle a buscar la respuesta con nosotros; los niños saben muy bien cuándo pueden creer en sus padres, y se sienten incómodos cuando tratamos de engañarlos, o aparentamos saber algo que en realidad desconocemos.


El ser sarcástico y el ridiculizar no solamente hacen tensa la comunicación sino que son destructivos para las relaciones humanas, los niños deben sentirse libres de expresar sus sentimientos sin temor a ser humillados.

Comunicación: Cómo escuchar a su hijo

Dr. Hernán Loya / Psicología Clínica / Asesoría Familiar /Asesoría Conyugal
Para mantener una comunicación satisfactoria con su hijo o hija, ésta tiene que ser eficaz. Si la mayoría de los padres trataran a los hijos igual que tratan a sus amigos, las relaciones mejorarían mucho. ¿No cree que su hijo necesita las mismas consideraciones?

Muchos de nosotros nos comunicamos de formas poco eficaces, asumiendo roles como:

• Comandante en jefe

El padre que juega el papel de “Comandante en jefe” está interesado en mantener todo bajo su control. Ordena y amenaza para mantener el control.

• El moralista

El “moralista” todo el tiempo dice: “Deberías hacer esto”, “No deberías hacer aquello”. El “moralista” está muy preocupado por guiar la vida de su hijo.

• El sabelotodo

El padre que juega este papel trata de demostrarle a su hijo que los adultos han acumulado la mayoría de las respuestas. Este padre sermonea, aconseja y trata de mostrar cuán superior es él como padre. Sin darse cuenta desvaloriza las capacidades de su hijo.

• El juez

Este padre sentencia todo el tiempo a su hijo. Trata siempre de probar que es el que tiene la razón y que su hijo está siempre equivocado. Envía mensajes como: “Eres inmaduro”, “No seas ingenuo”.

• El critico

Al igual que el juez, que el moralista y que el sabelotodo, el padre que juega este papel, está interesado en tener la razón, pero el “crítico” usa la ridiculización, los apodos, el sarcasmo, la ironía, o los chismes, para humillar al niño.

• El psicólogo

El “psicólogo” trata de analizar el problema. Con la mejor de las intenciones este padre quiere oír todos los detalles, para poder estar en una mejor posición para resolver los problemas del niño. El psicólogo pregunta, analiza y diagnostica.

• El consolador

Este padre toma los sentimientos de su hijo a la ligera. Simplemente lo alienta, le da una palmadita en la espalda y pretende que todo está bien cuando en realidad no lo está.

Aunque nuestras críticas a estos papeles son fuertes, queremos enfatizar el hecho de que los padres que actúan así no lo hacen maliciosamente, sino llenos de las mejores intenciones.

Comunicación eficaz

El tipo de comunicación que pretendemos establecer, está basado en el respeto mutuo. Que tanto los hijos como los padres podamos expresar honestamente nuestras creencias y sentimientos, sin temor de ser rechazados. Usted puede no estar de acuerdo con sus hijos, pero puede mostrarles que acepta sus sentimientos, y lo muestra a través de su tono de voz y de las palabras que utilice. Es importante volvernos en oyentes eficaces,  esto implica establecer un contacto visual y una determinada postura que diga “Estoy escuchando”. Muchas veces escuchar eficazmente es más importante que hablar.

Escuchar reflexivamente 

Escuchar reflexivamente a nuestros hijos significa hacerles saber que entendemos los sentimientos que están detrás de lo que dicen y de lo que no dicen. Implica comprender lo que el hijo siente, lo que quiere dar a entender y después expresar este significado de tal manera que el niño se sienta comprendido y aceptado. “Veo que estas molesto, me gustaría escucharte si deseas comentarme”.

El proceso de comunicación puede ser verbal o no verbal. Nuestras acciones, expresiones faciales y tono de voz, comunican si estamos sin palabras a través de una sonrisa, frunciendo el ceño, acariciando la espalda etc.

El decidir silenciosamente sin sobreproteger, ni regañar o interferir, comunica aceptación, sin juzgar, aceptamos los sentimientos del niño y sus significados, ya sea con palabras o sin ellas.

Estimulación: construcción de la confianza en sí mismo y de los sentimientos de autoestimación en su hijo.

Dr. Hernán Loya / Psicología Clínica / Asesoría Familiar /Asesoría Conyugal
Uno de los medios más importantes para mejorar las relaciones entre padres e hijos es la estimulación. La estimulación es el proceso mediante el cual usted enfoca las cualidades y potencialidades de sus hijos para ayudarlos a desarrollar confianza en sí mismos y la autoestimación, los padres que estimulan a sus hijos los ayudan a aprender de sus errores y a aceptarlos.

En las familias autocráticas los niños adquieren el sentido de su propio valor aceptando premios y castigos, de aquellos que están en posición de poder, consideran que cuando se han equivocado es válido ser castigados, entonces desarrollan una conducta de sumisión, que no es compatible con la dignidad de una persona.

En otros casos, el castigo genera conductas de oposición y revancha.

Ayudar a sus hijos a construir sus sentimientos de autoestimación puede exigir que usted cambie su estilo de comunicación usual y sus patrones de comportamiento. En lugar de enfocar los errores de los niños, señale todo aquello que ellos hacen bien, y que a usted reproduce satisfacción y agrado, esto genera más conductas indeseables.

A menudo en las relaciones cotidianas con nuestros hijos, nuestros ideales no coinciden con nuestras intenciones, y hay razones para ello; en general, nos desanimamos de nosotros mismos y desanimamos a los hijos.

Los padres que deciden convertirse en personas más estimulantes deberán primero, eliminar las siguientes actitudes y reacciones:

Expectativas negativas.

Las fuerzas más poderosas en las relaciones humanas son las expectativas. Ellas se comunican a través de las palabras y de los gestos. Los niños sienten interiormente las expectativas de los adultos y las hacen suyas. Por ejemplo, cuando creemos que un niño no va a tener éxito en una tarea difícil, de una u otra manea se lo comunicamos. Entonces el niño comienza a dudar de sus habilidades y se comporta de la manera que esperábamos: fracasa.

Objetivos desproporcionados por ser demasiado altos.

Establecemos objetivos que es imposible que nuestros hijos alcancen: esperamos que sus dormitorios estén muy ordenados y limpios, las tareas escolares impecables, su ropa impecablemente limpia, etc. Siempre decimos que esperamos que estén mejor la próxima vez, y les hacemos saber que, por bien que hayan estado, siempre podrían hacerlo mejor. Esperamos que hagan las cosas por encima de sus edades y de sus capacidades.

Incitación a la competencia entre hermanos.

Usualmente no nos damos cuenta de que incitamos la competencia entre nuestros hijos. Elogiamos al que tiene éxito, mientras ignoramos o censuramos al que no lo tiene. Las comparaciones pueden ser expresadas en forma no verbal: un gesto, una expresión facial, pueden da inicio a la competencia en forma tan efectiva como un comentario abierto, la competencia entre hermanos afecta sus habilidades y sus potencialidades, así como sus deficiencias. Con frecuencia un hijo se hace bueno en algo que su hermano no puede hacer bien. Este mismo hijo puede decidir no tratar de hacer las cosas que otro hermana hace bien, por el tenemos de no tener éxito. En efecto como los niños están compitiendo, a menudo ocurre un cambio definitivo; a media que usted trabaja en la estimulación de todos sus hijos, disminuirá la competencia entre ellos, se volverán más cooperativos y menos propensos a lograr un puesto a expensas de otro.

Demasiada ambición

Los padres con demasiada ambición desean se los mejores padres del mundo. Para lograr esto, insiste en que sus hijos sean excelentes. Esta actitud puede influir para que los hijos traten e no hacer nada a menos que estén seguros de éxito, y de que lo harán perfectamente. Evitarán aquellas tareas en las que vean un posible fracaso. En los hogares donde padres e hijos son demasiados ambiciosos, no existe el coraje de ser imperfecto. Po otro lado, algunos padres se preocupan cuando los niños participan solamente si pueden ser los mejores, estos padres pueden desear exteriormente que los niños no tuviesen esta actitud, pero, sin embargo, hacen comentarios como: “podrías hacerlo mejor si lo quisieras” o “sigue tratando”. Esto comentarios implican que valorizan a sus niño solamente cuando tienen éxito; de este modo, los padres ambiciosos están comunicando implícitamente a su hijo que no es lo suficientemente bueno.

Comportamiento Inconsistente 

Muchos padres creen que pueden tener derechos y privilegios que a su vez niegan a sus hijos, la madre les ordena que recojan sus pertenencias de la sala, pero ella ha dejado los papeles e su trabajo regados en ese lugar. El padre se queja de que trabaja mucho por él día y que no deben pedirle que colabore en los quehaceres de la casa, pero exige que los hijos lo hagan después de venir el colegio.

Los niños reconocen los deberes y privilegios socialmente establecidos, tales como cierta edad para conducir el automóvil, pero cuando los padres se conceden derechos y privilegios que les niegan a sus hijos, esto les indica que ellos son subestimados en la familia.
Los padres que desean superar estas actitudes poco estimulantes, deben tener la suficiente voluntad para obligarse a seguir las siguientes actitudes:

Aceptar a sus hijos tal y como ellos son, no como pudieran ser

Si queremos que nuestros hijos se aprecien a sí mismos como personas valiosas, debemos aceptarlos sinceramente tal y como ellos son, con todas sus imperfecciones; muchos padres creen que la manera de ayudarnos a mejorar, es fijándose en sus errores. Estamos convencidos de que estimamos a nuestros hijos y a veces se lo decimos, pero a menudo nuestros actos contradicen nuestras palabras. Les decimos que son una maravilla y luego, cuando no llenan nuestras expectativas, les manifestamos insatisfacción, debemos aprender a separar el hecho de quien lo hace. Los hijos no siempre se desenvuelven de la manera que nos gustaría.

• Ignorar los chismes

El prestar atención a los chismes tiene un efecto muy desalentador en los niños, ellos se valen de los chismes para aparentar ser buenos o para vengarse. Los chismosos llevan a cabo sus propósitos utilizando a sus padres; triunfan cuando el culpable es descubierto. Cuando los padres permiten que se les utilice en esta forma, están invitando a la “victima” a que use el mismo procedimiento la próxima vez.

Algunos padres se oponen a poner fin a la chismografía, tienen miedo a que sus hijos no les cuenten nada cuando alguien haga algo peligroso o dañino, los niños saben la diferencia entre el chisme y la información que se da a los progenitores, cuando alguien hace algo dañino o peligroso. Si el niño está involucrado en algo peligroso, recuerde este principio: ocúpese de la situación y no del ofensor.

Sea positivo.

Después que los padres reconocen cómo ciertas creencias y actitudes encubren las intenciones de estimular a sus hijos, también deben estar alertas sobre cuáles son los hechos que interfieren o impiden la realización de esas intenciones. Un padre que estimula deja de hacer comentarios negativos acerca de su hijo, al presentarse el problema, este padre emplea métodos basados en el respeto hacia el niño, lo escucha, explora alternativas y aplica consecuencias naturales y lógicas. Si un niño le pide ayuda para llamar la atención o para liberarse de pensar o de trabajar por sí mismo, dígale que tiene confianza en él y en sus habilidades:”Tú fuiste capaz de hacer…antes, así tú puedes hacer esto ahora”.

Tenga fe en sus hijos para que ellos la tengan en sí mimos. 

Pocos serán los niños con confianza en sí mismos si sus padres no confían en ellos. Debemos aprender a no darle importancia a los errores de nuestros hijos, y a comunicarles nuestra confianza en ellos. Debemos estar alertas para enseñarles los aspectos positivos de sus esfuerzos.

Resalte las contribuciones, habilidades y puntos fuertes.

Para sentirse seguros, los niños deben considerarse útiles y saber que sus colaboraciones se toman en cuenta. Ayude a sus hijos a sentirse útiles reconociendo sus habilidades y sugiriéndoles la forma en que pueden emplearlas para contribuir al bienestar de la familia; un niño puede ganar un lugar en la familia mediante su colaboración con la misma.

Reconozca el esfuerzo y el progreso tanto como el resultado final.

Cuando los padres son muy exigentes (una mejor nota en matemáticas o el cuarto ordenado) algunos niños llegan a la conclusión de que son buenos sólo si alcanzan la perfección. El niño que tiene dificultades en matemáticas nunca las superará si sus padres ignoran su esfuerzo para mejorar. La estimulación implica expectativas razonables (paso a paso) y que aceptemos las faltas y los refuerzos del niño tanto como sus éxitos.

Estimule en vez de elogiar.


Muchos padres confunden la estimulación con el elogio, no se dan cuenta que el elogio puede llegar a no ser una estimulación, a primera vista parecen ser lo mismo, porque ambos se centran en comportamientos positivos; para entender la diferencia más importante, consideramos el propósito y el efecto del elogio en contraposición con los de la estimulación. En efecto, el padre que elogia dice: Si haces algo que considero bueno tendrás el premio de ser reconocido por mí, el elogio es un intento de motivar al niño con premios.